5:15 am, suena el despertador, despierto rápidamente, e igual de rápido vuelvo a dormirme. Diez minutos después suena de nuevo, y yo empiezo a sacar cuenta de cuánto tiempo tengo para seguir durmiendo, cuánto tiempo me tardo en bañarme, en peinarme, en arreglarme. Muchos números y cuentas locas rondan mi cabeza y yo aún ni me he levantado de la cama.
Siento el frío en mis pies, aunque pasé toda la noche arropada y durmiendo con mi hermanita. Decido levantarme e ir de una vez al baño; enfrentar el odioso frío y esperar que se me quite en unos minutos. Me levanto y lo primero que hago es ver mi esponjoso pelo, super despeinado al estilo afro. No me preocupo, es temprano y me da tiempo de peinarlo bien; entraría en crisis si fueran las 6am.
Miro por la ventana y observo lo hermoso que está el día, las nubes rosadas, los árboles con un pequeño rocío y la neblina vistiendo delicadamente las montañas. Pienso instantáneamente "Será un buen día". De verdad que no sabía lo que me esperaba. Me dirijo al baño y me da pánico tener que quitarme la ropa para bañarme, con éste frío que está haciendo y eso que aún tengo la pijama puesta. Logro meterme en la ducha con mis rodillas temblando. El agua está calentita, pero sé que no tengo mucho tiempo. Intento relajarme y tener veinte minutos de paz y reflexión, típico, siempre pienso mucho mientras me baño, a veces demasiado.
En ese momento recuerdo que tenía pensado hablar con el coordinador de mi liceo para intentar arreglar las cosas con respecto a un problema de inglés. Siento un pequeño salto de mi corazón, pero vuelvo a pensar "No Jai, éste será un buen día. Además, estoy de buen humor". Sí, sorpresivamente me levante de buen humor, termino de bañarme y de nuevo tengo que enfrentar el frío.
Salgo rápidamente a mi cuarto y observo otra vez por la ventana, ya no está como hace media hora, esta todo de un sólo color opaco, sin neblina y más frío. Yo, mojada y semidesnuda parada en mi cuarto pensando en todas las cosas que me esperarían hoy. Aparte de que odio estar desnuda o con sólo una bata de baño alrededor de mi cuerpo, no encuentro mi uniforme, y el tiempo a esa hora pasa extremadamente rápido.
En eso, observo a mi hermanita, cómodamente dormida, con sus cacheticos aplastados y su cabello todo enmarañado . . . hermosa. No hay nada que me guste más que verla dormir. Tiene una forma especial de dormir, se ve tranquila, cómoda, que nada le preocupa. Despierto, me visto y llega la hora de enfrentar a mi cabello, pero eso hay que tomarlo con calma, si me estreso, él también; pareciera que tuviera vida propia.
Cuando empiezo a peinarme noto que ya no me queda crema de peinar ¡¿Otro motivo más para arruinarme el día?! Pues no, no dejaré que se me dañe el día por una estupidez. Tengo espuma y bueno.. Gelatina (Tengo cabello crespo o rulo, y al seco, no funciona) No me gusta la gelatina, siento que me reseca aún más mi cabello. Pero, logro domar a mi fiera y me hago mis rulitos característicos, me pongo uno que otro accesorio y por primera vez en mi vida termino de arreglarme milagrosamente rápido. Aunque yo no soy de las que dura tres horas retocándose no se qué.
Ya se podía escuchar a mi madre corriendo por toda la casa diciendo "Apúrense" y la hora cada tres minutos. Intento tranquilizarla y apurarme un poco. Cojo las llaves del carro y me dirijo a encenderlo para agilizar un poco más las cosas; pero si por mí fuera, todavía estuviera durmiendo, los lunes entro tarde pero mi mamá no.
Llego a donde están los carros, saludo a mi abuelo e intento prender el carro . . . intento. Tenía una falla. Al parecer "El arreglo" que le hizo mi padre ayer no funcionó. ¿Por qué la vida se esfuerza tanto por dañarme mi día? No lo sé, pero no le voy a dar el gusto. Se solucionan las cosas y mi abuelo decide llevarnos hasta la parada, ya que su carro tampoco está en las mejores condiciones. Él, como siempre, súper terco, no nos quiere dejar tan lejos y decide llevarnos casi que hasta la puerta de nuestros destinos. Me bajo del carro, y veo hacia el liceo, tanto caos, tantas burlas que enfrentar, un lugar en el que hay que ser agresivo, por así decirlo para que no se metan contigo. Pero a la vez, tantas personas especiales, tantas amistades, tantas risas que me esperan, tantas lecciones por aprender. Yo, ahí, parada en el quiosquito del frente simplemente observando y pensando "¿Qué me esperara hoy?"
Jai
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